domingo, mayo 23

ESTRUCTURAS 3ª EVALUACIÓN

Estructura pág.110 "O animal fantástico"

 

Imaxinemos, pois, ó home como un animal enfermo dunha enfermidade que simbolicamente chamo paludismo, porque vivía sobre pantanos infestados. E esa enfermidade [...] causoulle unha intoxicación que produciu nel unha hiperfunción cerebral. Esta orixina [...] unha hiperfunción mental, e o seu resultado foi que o home se encheu de imaxes, de fantasías [...]; é dicir, que se encontrou dentro con todo un mundo imaxinario, por tanto, cun mundo interior fronte, á parte e contra o mundo exterior.

E velaquí que, desde entón, esta última besta que é o primeiro home ten que vivir, á vez, en dous mundos —o de dentro e o de fóra—, polo tanto, irremediablemente e para sempre, inadaptado, desequilibrado; esta é a súa gloria, esta é a súa angustia. [...]

O que chamamos razón non é senón fantasía posta en forma. Hai no mundo nada máis fantástico ca o máis racional? Hai nada máis fantástico ca o punto matemático e a Tiña infinita e, en xeral, toda a matemática e toda a física? Hai fantasía máis fantástica ca iso que chamamos «xustiza» e iso que chamamos «felicidade»?

ELEMENTOS ORGANIZADORES

CONTENIDOS

1º Párrafo

Planteamiento imaginario o suposición metafórica

Consecuencias en cadena de esa "patología"

        

              

Consecuencia final clave

O sea,

2º Párrafo

Contexto vital desde esa "patología"

Condena  o tragedia

Valoración contradictoria

o paradójica

3ª Párrafo

Definición

3Preguntas retóricas encadenadas invitando a la reflexión:

Relación necesaria(1,2) razón y fantasía

Relación necesaria (3)fantasía y moral.

 

 

Imaxinemos, pois, ó home como un animal enfermo dunha enfermidade que simbolicamente chamo paludismo, porque vivía sobre pantanos infestados.

 

1 E esa enfermidade causoulle unha intoxicación

2 que produciu nel unha hiperfunción cerebral.

 

3 Esta orixina unha hiperfunción mental,

 

4 e o seu resultado foi que o home se encheu de imaxes, de fantasías

é dicir, que se encontrou dentro con todo un mundo imaxinario, por tanto, cun mundo interior fronte, á parte e contra o mundo exterior.

 

 

 

 

 

velaquí que, desde entón, esta última besta que é o primeiro home ten que vivir, á vez, en dous mundos —o de dentro e o de fóra—

 

 

E polo tanto, irremediablemente e para sempre, inadaptado, desequilibrado;

 

esta é a súa gloria, esta é a súa angustia. [...]

 

 

 

 

 

O que chamamos razón non é senón fantasía posta en forma.

 

 

 

 

 

 

 

1 Hai no mundo nada máis fantástico ca o máis racional?

2 Hai nada máis fantástico ca o punto matemático e a liña infinita e, en xeral, toda a matemática e toda a física?

 

3 Hai fantasía máis fantástica ca iso que chamamos «xustiza» e iso que chamamos «felicidade»?

 

Estructura legalización de drogas

Robert W. Sweet acaba de soltar una bomba que ha roto cristales políticos y jurídicos, al declarar que la droga debe ser legalizada. Otros antes que él lo han defendido. Pero Robert W. Sweet es juez, magistrado federal nada menos, y eso ya es otra cosa. Pues hasta ahora ningún juez norteamericano se había atrevido a defender tal tesis.

Los argumentos que invoca su señoría no son nuevos, pero sí de peso. Ha dicho que la guerra contra la droga está en bancarrota y que los once años y medio que lleva en la audiencia le han convencido de la futilidad de sentenciar a los violadores de la ley Antinarcóticos, no importa que sean traficantes en marihuana, heroína o cocaína. Pronto estarán en la calle haciendo lo mismo. Así que lo mejor que puede hacerse es despenalizar la posesión y uso de tales sustancias y descargar a la Justicia del enorme e inútil trabajo que significa su persecución para que pueda dedicarse a otros asuntos más urgentes y esenciales.

Como digo, el magistrado Sweet, que había sido cocinero antes que fraile, quiero decir fiscal antes que juez, no está solo en sus opiniones. Otros las comparten y no se crea que son todos ellos ultraliberales de izquierda, sino que abundan también los conservadores. Les paso algunos nombres: el ex secretario de Estado George Shultz, el economista Milton Friedman, el más notable de los columnistas de derecha William Buckley y Ethan Nadelmann, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad de Princeton, que se ha convertido en el abanderado de la causa.

Todos ellos esgrimen los mismos argumentos que el juez Sweet: es inútil perseguir el narcotráfico. Nunca podrá erradicarse porque los drogadictos buscarán la droga como sea y donde sea. Y mientras haya demanda, habrá oferta. Lo único que se consigue penalizando la droga es crear delincuentes y cargar sobre la Policía y los Tribunales un trabajo enorme, que les impide atender otros asuntos. Hágase lo que se hizo con la ley seca, cancelarla, y se tendrán los mismos resultados que entonces: la desaparición instantánea de las bandas de «gansters» que vivían de la prohibición. Y el Estado, en vez de perder dinero con ello, empezó a ganarlo en forma de impuestos.

Parece de cajón, pero no todos opinan así. «Demasiado simple», dicen los que se consideran expertos. Y vuelven precisamente al ejemplo de la ley seca para demostrar que en la práctica las cuentas no salen como nos las presentan. Tras levantarse la prohibición del alcohol en los Estados Unidos, las enfermedades del hígado pegaron un salto espectacular. También el alcoholismo y todo lo relacionado con él creció de forma alarmante. Incluso los delitos no se libraron de ello, aunque otros delitos, los que resultan de la embriaguez al conducir, por ejemplo, que causan aproximadamente la mitad de los accidentes de tráfico y más de la mitad de las muertes.

Si se mide todo ello en dólares, enfermedades, accidentes, problemas familiares, resulta que el haber legalizado el consumo de alcohol no ha salido nada barato y posiblemente sea más caro que el haberlo mantenido prohibido. Claro que lo otro era mucho más espectacular, como son los apresamientos de los alijos de droga.

Está, por otra parte, el factor moral. Un Estado que se inhibe en la autodestrucción de sus ciudadanos, como sería el caso de legalizar la droga, tendría una severa hipoteca moral sobre él. ¿Que podría ya prohibir entonces?

Nada de ello impide la legitimidad del otro argumento: la persecución del tráfico y consumo de la droga, hasta el momento ha sido un fracaso rotundo, una prueba de la impotencia o algo peor de la sociedad y el Estado. Y esto tampoco es bueno para nadie.

ELEMENTOS ORGANIZADORES

CONTENIDOS

TESIS SORPRENDENTE

Autor y efectos iniciales ?

Causa de la sorpresa?

Valoración de sus argumentos

1º Argumento:

                         * Hecho       

                         

                      

                           *Experiencia

                           

                            *Ventaja

 

2ª Argumento: de autoridad

3º argumento y reiteración del 1º argumento

4º Argumento basado en la

legalización de otra droga que Tuvo 2 efectos positivos

1

2

TESIS CONTRARIA

Valoración negativa de los argumentos  anteriores

1º Contraargumento del 4º argumento, basado en sus efectos

negativos

1º Efecto negativo

2º Efecto negativo

3º Efecto negativo

Conclusión comparativa de esta refutación

Ironía

2ª Argumento de naturaleza moral

  

       

Pregunta retórica

Aunque Reconocimiento y valoración de la tesis inicial

al declarar que la droga debe ser legalizada

 

Robert W. Sweet acaba de soltar una bomba que ha roto cristales políticos y jurídicos,.

 

 

Otros antes que él lo han defendido. Pero Robert W. Sweet es juez, magistrado federal nada menos, y eso ya es otra cosa. Pues hasta ahora ningún juez norteamericano se había atrevido a defender tal tesis.

 

 

Los argumentos que invoca su señoría no son nuevos, pero sí de peso.

 

 

 

Ha dicho que la guerra contra la droga está en bancarrota

 

y que los once años y medio que lleva en la audiencia le han convencido de la futilidad de sentenciar a los violadores de la ley Antinarcóticos, no importa que sean traficantes en marihuana, heroína o cocaína. Pronto estarán en la calle haciendo lo mismo.

 

Así que lo mejor que puede hacerse es despenalizar la posesión y uso de tales sustancias y descargar a la Justicia del enorme e inútil trabajo que significa su persecución para que pueda dedicarse a otros asuntos más urgentes y esenciales.

 

 

 

 

Como digo, el magistrado Sweet, que había sido cocinero antes que fraile, quiero decir fiscal antes que juez, no está solo en sus opiniones. Otros las comparten y no se crea que son todos ellos ultraliberales de izquierda, sino que abundan también los conservadores. Les paso algunos nombres: el ex secretario de Estado George Shultz, el economista Milton Friedman, el más notable de los columnistas de derecha William Buckley y Ethan Nadelmann, catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad de Princeton, que se ha convertido en el abanderado de la causa.

 

 

Todos ellos esgrimen los mismos argumentos que el juez Sweet: es inútil perseguir el narcotráfico. Nunca podrá erradicarse porque los drogadictos buscarán la droga como sea y donde sea. Y mientras haya demanda, habrá oferta. Lo único que se consigue penalizando la droga es crear delincuentes y cargar sobre la Policía y los Tribunales un trabajo enorme, que les impide atender otros asuntos.

 

 

 

Hágase lo que se hizo con la ley seca, cancelarla, y se tendrán los mismos resultados que entonces:

 

la desaparición instantánea de las bandas de «gansters» que vivían de la prohibición.

 

Y el Estado, en vez de perder dinero con ello, empezó a ganarlo en forma de impuestos.

 

 

 

 

Parece de cajón, pero no todos opinan así. «Demasiado simple», dicen los que se consideran expertos.

 

Y vuelven precisamente al ejemplo de la ley seca para demostrar que en la práctica las cuentas no salen como nos las presentan.

 

Tras levantarse la prohibición del alcohol en los Estados Unidos, las enfermedades del hígado pegaron un salto espectacular.

 

También el alcoholismo y todo lo relacionado con él creció de forma alarmante.

 

 

Incluso los delitos no se libraron de ello, aunque otros delitos, los que resultan de la embriaguez al conducir, por ejemplo, que causan aproximadamente la mitad de los accidentes de tráfico y más de la mitad de las muertes.

 

Si se mide todo ello en dólares, enfermedades, accidentes, problemas familiares, resulta que el haber legalizado el consumo de alcohol no ha salido nada barato y posiblemente sea más caro que el haberlo mantenido prohibido.

 

Claro que lo otro era mucho más espectacular, como son los apresamientos de los alijos de droga.

 

Está, por otra parte, el factor moral. Un Estado que se inhibe en la autodestrucción de sus ciudadanos, como sería el caso de legalizar la droga, tendría una severa hipoteca moral sobre él.

 

 

¿Que podría ya prohibir entonces?

 

 

 

Nada de ello impide la legitimidad del otro argumento: la persecución del tráfico y consumo de la droga, hasta el momento ha sido un fracaso rotundo, una prueba de la impotencia o algo peor de la sociedad y el Estado. Y esto tampoco es bueno para nadie.

 

Estructuran placer pág. 196

Elementos organizadores Contenido

Establecimiento de prioridades o Condición clave o Relación de necesidad

Motivo de esta relación?

Comportamiento que se deriva

Definición a modo de conclusión

Explicación:

4 Características del placer

Consecuencias conducta derivadas de la 1y la 2

1ªconsecuencia conducta selectiva

2ª consecuencia conducta selectiva

2 Matices/excepciones importantes

Fórmula o método para vivir feliz: la prudencia o racionalidad

Un recto coñecemento de (os) de-sexos sabe, en efecto, supeditar toda elección ou rexeitamento a saúde do corpo e á serenidade da alma,

 

 

 

 

porque isto é a culminación da vida feliz

 

En razón disto facémolo todo para non termos dor no corpo nin turbación na alma [...].

 

 

 

E por isto dicimos que o pracer é principio e culminación da vida feliz.

 

 

 

 

 

Ao pracer, en efecto, recoñecemos como

o ben primeiro,

 

a nós connatural,

 

del partimos para toda elección e rexeitamento

 

e a el chegamos xulgando todo ben coa sensación como norma

 

 

 

 

E como este (o pracer) é o ben primeiro e connatural, precisamente por iso non eliximos todos os praceres, senón que hai ocasións en que eludimos moitos, cando deles se segue para nós unha molestia maior

 

 

Tamén estimamos moitas dores preferibles aos praceres cando, tras longo tempo de sufrilas, nos acompaña maior pracer.

 

 

 

Certamente todo pracer é un ben pola súa conformidade coa natureza, pero non todo pracer é elixible;

 

así como tamén toda dor é un mal, pero non toda dor sempre ha de evitarse

 

 

 

Convén xulgar todas estas cousas co cálculo e a consideración do útil e do inconveniente.

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