martes, septiembre 22

CÓMO SE COMPONE UN TEXTO FILOSÓFICO

 

La filosofía implica tanto una actitud ante la vida como unos métodos de trabajo que se han ido configurando a lo largo de la historia. Las actitudes son plurales y los métodos son también diferentes, pues cada filosofía y cada pensador utiliza los que cree más adecuados.

Más allá de esta pluralidad de actitudes y métodos, el hacer filosófico intenta interpretar la experiencia, entender y leer el gran libro del mundo y de nuestra vida. Por eso la filosofía es un gran esfuerzo hermenéutico (interpretativo).

Procedimiento para analizar un Texto FILOSÓFICO

Un texto es una forma de discurso, es decir, de comunicación, en la que alguien (el autor) dice algo (el texto mismo) a alguien (al lector) a propósito de algo (el tema sobre el que trata). Ante un texto podemos adoptar cuatro puntos de vista, lo que implica también cuatro estilos diferentes de comentarlo. Un comentario de texto debería desarrollar estas cuatro formas de interpretación:

1 • Interpretación "delante del texto": emotiva.

Según este estilo interpretativo, el aspecto más importante del proceso comunicativo es el lector. La pregunta clave es: ¿qué me dice a mí el texto? Predomina la reacción personal del lector ante lo que está leyendo. Tiene un carácter muy subjetivo, por lo que se corre el peligro de que proyectemos nuestras ideas o vivencias. Pero también es importante que en todo comentario haya una implicación personal sobre lo que leemos. Comentar un texto es discutir con él, al igual que con una persona.

2 • Interpretación "detrás del texto": histórica y biográfica.

El elemento que se subraya es la dimensión histórica. Aquí nos interesa describir el contexto social de la obra, conocer al autor, su vida y sus obras. También nos puede interesar conocer quiénes eran los primeros destinatarios. Este enfoque destaca la historia del texto (tanto el momento en que se escribió como las posteriores recepciones) y la biografía del autor. Es una forma de dar objetividad a nuestro comentario.

3 • Interpretación "en el texto": estructural.

Este modelo se centra en la estructura del texto, es decir, en su "forma". En este tipo de interpretación se debe prescindir completamente de lo que el texto me dice a mí y del contexto en que se escribió el texto (época y autor). Se trata de un análisis que da objetividad al comentario que elaboramos.

4 • Interpretación "en profundidad del texto": existencial-universal.

Sería la perspectiva más filosófica. Interesa aquí resaltar "el mundo del texto", es decir, las experiencias humanas que pone en juego o las posibilidades existenciales que abre al lector que se sitúa ante él. Una buena forma de empezar a leer un texto desde esta perspectiva es buscando "la pregunta" a la que el texto quiere dar respuesta y confrontarla con nuestra propia vida. Ya no se trata de proyectar mis vivencias, como en el primer modelo, sino de confrontarlas con lo que el propio texto dice.

 

EJEMPLO de composición filosófica:

 

Texto: “Algunas preguntas filosóficas”

 

"Interesarse por el por qué vivimos no es, por lo tanto, un interés tan fortuito o tan casual como, por ejemplo, coleccionar sellos. Quien se interesa por cuestiones de ese tipo está preocupado por algo que ha interesado a los seres humanos desde que viven en este planeta. El cómo ha nacido el universo, el planeta y la vida aquí, son preguntas más grandes y más importantes que quién ganó más medallas de oro en los últimos juegos olímpicos de invierno. La mejor manera de aproximarse a la filosofía es plantear algunas preguntas filosóficas: ¿Cómo se creó el mundo? ¿Existe alguna voluntad o intención detrás de lo que sucede? ¿Hay otra vida después de la muerte? ¿Cómo podemos solucionar problemas de ese tipo? Y, ante todo: ¿cómo debemos vivir?

En todas las épocas, los seres humanos se han hecho preguntas de este tipo. No se conoce ninguna cultura que no se haya preocupado por saber quiénes son los seres humanos y de dónde procede el mundo".

J. GAARDER,: El mundo de Sofía. Madrid, Siruela.

 

1. Interpretación "delante del texto" (comentario directo, espontáneo, personal, "ingenuo").

Nos hallamos ante un texto sencillo. Bastante directo. Me hace pensar en los intereses que tengo. Si me hago ese tipo de preguntas (¿de dónde venimos?, ¿adónde vamos?...) me puedo considerar yo también un filósofo.

 

2. Interpretación "detrás del texto" (explicamos el texto por su origen).

Este texto pertenece al libro El mundo de Sofía. Ha sido escrito por J. Gaarder (Oslo, 1952), un profesor de filosofía que con mucha habilidad ha sabido reconstruir la historia de la filosofía en forma de novela. Es una obra dirigida a adolescentes que se inician en la filosofía o a cualquier persona que sienta interés por ella.

 

3. Interpretación "en el texto" (explicamos el texto por su forma y organización).

El texto se compone de tres párrafos; cada uno de ellos desarrolla una idea. No utiliza tecnicismos, ni una terminología específica. Tiene un lenguaje directo y lleno de ejemplos. Predominan las interrogaciones. Responde al siguiente orden lógico: de una experiencia personal (intereses), se pasa a una caracterización de la filosofía por su carácter interrogativo, para concluir con una generalización.

4. Interpretación "en profundidad del texto" (comprendemos la propuesta del texto).

Este texto está describiendo algo que puede caracterizar la vida humana de forma universal (en toda época y en toda cultura): es propio de los seres humanos hacerse una serie de preguntas que se dirigen al sentido último de la realidad. Esto es precisamente la filosofía. Vida humana y filosofía (preguntar, indagar) se identifican. El texto nos está planteando: ¿puede haber vida humana sin filosofía?

 

 

 

Texto para que tú practiques: “¿Filósofo o sonámbulo?”

"Hacen bien, ¿qué diablos! La física sirve para muchas cosas, mientras que la filosofía no sirve para nada. Ya lo dijo, conste, un filósofo, el patrón de los filósofos, Aristóteles. Precisamente por eso soy yo filósofo: porque no sirve para nada serlo. La notoria 'inutilidad' de la filosofía es acaso el síntoma más favorable para que veamos en ella el verdadero conocimiento. Una cosa que sirve es una cosa que sirve para otra, y en esa medida es servil. La filosofía, que es la vida auténtica, la vida poseyéndose a sí misma, no es útil para nada ajeno a ella misma. En ella, el hombre es solo siervo de sí mismo, lo cual quiere decir que solo en ella el hombre es señor de sí mismo. Mas, por supuesto, la cosa no tiene importancia. Queda usted en entera libertad de elegir entre estas dos cosas: o ser filósofo o ser sonámbulo. Los físicos, en general, van sonámbulos dentro de su física, que es el sueño egregio, la modorra genial de Occidente'.

J. ORTEGA Y GASSET: Bronca en la física. En Obras completas, vol. V. Madrid. Alianza

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